Abrir la imaginación de la mente:
Difícil tarea la del docente, al elegir una selección de textos que se adecuen a las necesidades especificas de un grupo y además enriquezcan su camino lector. Pero a la vez presenta un desafío de realizar un proceso continuo y sistemático, en el cual se aplican y coordinan los métodos de participación de los alumnos y familia.
En primer lugar, se comenzó la lista con textos que tuvieran que ver con el ambiente de los chicos. Se aprovechó la ocasión para darles a conocer una autora local a través del relato Arrullo de Teresita Yugdar además de incluir un texto escrito por uno de los padres de los chicos en un libro previamente elaborado por el aula toda[1] titulo La lechuza. Luego dimos lugar a autoras nacionales como María Elena Walsh (La plapla; El reino del revés), Oche Califa (Su pregunta no molesta), Ema Wolf (El rey que no quería bañarse), Elsa Bornemann (Un elefante ocupa mucho espacio). En otro aspecto se incluyeron textos universales como es El zorro, el quirquincho y la carreta de quesos, en la versión de Juan Carlos Dávalos. A su vez experimentamos con la Versión del lobo del relato universal de Caperucita Roja. Y la canción oral Don pepito el verdulero.
Quise de esta manera tomar diferentes criterios (locales, nacionales y universales), además de aprovechar la diversidad que la literatura ofrece (Fábulas, cuentos, poemas y canciones).
Para marcarles a los chicos que ese momento era dedicado a la lectura, cada día nos trasladamos a la Biblioteca de la escuela. Aprendiendo así que la escuela destina un espacio para esa actividad que es importante, y que además ellos pueden ir cuando lo deseen. Por otro lado en cada lectura, los chicos renarraban el relato o comentaban el poema oralmente. Es decir, socializábamos el texto en cuestión. Se les interrogaba sobre si era lindo, aburrido, qué les gustó o si les pareció justo lo que sucedía en el cuento. Por ejemplo al leer la Versión del lobo de Capeructia Roja (La cual es favorable al lobo del cuento) los chicos discutían entre sí sobre si era justo el lobo siguiera vivo o no. Si era bueno o no. Y además, sobre sí puede haber más de una historia. Plantear ese debate de que la historia se escribe desde un punto y puede haber varios otros, era el propósito.
Una de las estrategias con las que me valí fue la dramatización de los textos luego de su lectura o durante esta. Esto lo realizamos con la Versión del lobo y con la fábula. Al momento de dramatizar, los chicos tuvieron oportunidad de intervenir el texto, transformarlo y darle vida. Es decir, le agregaban diálogos y gestos que iban más allá del papel del texto. El propósito era lograr que se desinhibieran, como fue el caso de Marcelo y Casandra quienes en oportunidades anteriores no se animaban a hacerlo. Además, se mantenía un clima lúdica que favorecía el ambiente áulico.
En el caso de La lechuza la lectura estuvo a cargo del padre creador del texto, con la presencia de madres que aportaron más datos sobre el animal en cuestión. Se tuvo ocasión de hacer un trabajo interdisciplinario buscando información sobre este animal en hora de Informática. Y como tarea una descripción de la lechuza que los prepara en sus capacidades de escritura. Los chicos se interesaron por lo relatado por las madres. Se sorprendían ante la novedad de que sus madres pudieran aportarles conocimientos. Era lindo ver sus caras y gestos de asombro al enterarse que la lechuza hace cuevas en la tierra para vivir y que solo salía de noche.
El reino del revés nos permitió manejar otros lenguajes literarios como es el ritmo y la música. De esta manera, los chicos cantaron y asimilaron los versos de la canción. Luego se les planteo la pregunta escrita ¿Cómo sería la vida en el reino del revés? Como ejemplo, uno de los chicos escribió que llovería de abajo para arriba, caminaría con las manos, y que el número 3 sería la letra E mientras que el 6 sería el 9. Con esta canción, utilizamos un grabador. Mientras que con Don pepito el verdulero la actividad se realizó oralmente sin elementos externos y con juegos sonoros de rima y eco. Los varones del grupo decían por ejemplo Don pepito el verdulero mientras que las mujeres respondían ero, ero, ero. Realizaban el eco, que marca además la rima.
A partir de esto, se abrió el campo de su imaginación respecto a la lectura. Visto los resultados favorables, se usaron estrategia similares en la Plapla y en Su pregunta no molesta. En el caso de La plapla debían imaginarse esta letra y realizarla en la hoja para luego decorarla con lentejuelas. Se provocaron así muchas preguntas y resistencia a imaginársela. A cada rato venían a preguntar si estaba bien, como no terminando de entender que si nadie sabía como era no estaba ni correcto ni incorrecto. Sino que la literatura transgrede ese limite lo correcto/incorrecto. Mientras que en el poema de Oche Califa confeccionaron preguntas sin respuesta similares a las que plantea el poema. Al leer el poema, los chicos interrumpían el texto encontrando respuesta a las preguntas. Me sorprendieron de esta manera. Leí por ejemplo ¿Con cuántas hormigas se hace un elefantes? Ante lo que gritaron 1500 hormigas. Noté entonces cuán palpables es en ellos el poder creativo. Es decir, un adulto las hubiera visto como preguntas sin respuesta o inútiles.
Al momento de leer El rey que no quería bañarse de Ema Wolf, ellos se encargaron de ilustrar su cuaderno según la imagen mental que les quedó del cuento. La mayoría realizó la bañera con el rey y se tomaron el trabajo de hacer los jueguitos con los que jugaba. Es decir, notaron que eran un elemento importante del texto.
Arrullo es un relato local que está ambientado en el monte entrerriano. Por esto, luego de la lectura salimos a buscar el espinillo mencionado en el texto, así como a recorrer la flora de nuestra localidad. Haciendo de esta manera una enseñanza de el valor de la flora. Como anécdota puedo decir que las madres junto con sus hijos y compañeros salieron a buscar ramas de espinillo florecido que luego trajeron al aula. Sin querer, se logró que de un texto se viviera una actividad familiar diferente. Incluso fue tema de conversación en el pueblo esa mañana con todo quien me cruzaba sobre los macachines que se mencionaban en el cuento y que estaban en el recuerdo de la gente mayor del pueblo. Además les mostré el libro donde se haya y una foto de la autora ante lo cual se interesaron.
A la hora de mencionar aciertos y desaciertos podría decir que un acierto fue embarcarse en esta actividad, que ellos entendieron que los textos literarios no son solamente cuentos, y que además se animaran a imaginar sobre el papel y que crearan un clima de lectura respetuosa. Pregunta de nivel imaginativo no se dan muy seguido en el aula, así que fue bueno y profundo. Se pusieron a pensar, encontraron que no hay una sola respuesta de las cosas. Sobre todo, el acierto fue animarse a imaginar luego de la lectura. A que la imaginación que se abre en el libro siga abierta en su cabeza. Llevar el texto a ellos mismos. Como desacierto podría decirse que algunos niños no lograron interiorizar algunos textos o no se animaron a participar oralmente.
Concluyo el trabajo feliz por la presencia de los padres en cada lectura, el acompañamiento de los niños y el hecho de que pudieran conocer otros autores y textos. A partir de aquí en más, saben manejar la literatura de otra manera. Y abre la posibilidad de que en el futuro en el aula se sigan dando preguntas y actividades similares a estar realizadas.
Debo decir, que los chicos diariamente (desde el comienzo del año) llevan libros de cuento a su casa. Lo cual establece una relación entre ellos y los libros. De esto salieron proyectos como los del Libro artesanal y participar en este concurso. Durante las lecturas, tuve yo como docente junto a las padres nuevas ideas: Visitas a otros espacios para leer como el Hogar de ancianos, la oportunidad de organizar dramatizaciones juntos con los chicos para darles a otros grados o públicos. Este tipo de actividades que ya he planteado para hacer en los meses siguientes. Creo además, que para sostener esta lectura interactiva es bueno preparar actividades de este tipo para su hora semanal de Biblioteca.
Dije en algún momento de la narración que concluía este trabajo feliz. Y creo que esa palabra es acertada, ya que en años de docencia la literatura me sigue sorprendiendo y los niños siguen reaccionando de maneras diferentes, con gustos diversos y con emociones puestas en juego de lo más diversas. Es decir, pararse a leer en un aula sigue siendo una aventura digna de un cuento infantil.
Mery Siebenlist
Docente
[1] El libro fue realizado por los alumnos a través de un taller de lectoescritura, además de contar con el aporte de cuentos realizados por la familia. El mismo fue compilado y editado artesanalmente con el titulo “Cuento familiares” pocos meses antes de comenzar este trabajo.
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