jueves, 14 de octubre de 2010

Ventana sobre la palabra

 

Eduardo Galeano

I

Los cuentacuentos, los cantacuentos, sólo pueden contar mientras la nieve caeAsí manda la tradiciónLos indios del norte de América tienen mucho cuidado con este asunto de los cuentosDicen que cuando los cuentos suenan, las plantas no se ocupan de crecer y los pájaros olvidan la comida de sus hijos

II

En Haití, no se pueden contar cuentos durante el díaQuien cuenta de día, merece la desgracia: la montaña le arrojará una pedrada a la cabeza, su madre sólo podrá caminar en cuatro patas
Los cuentos se cuentan en la noche, porque en la noche vive lo sagrado, y quien sabe contar cuenta sabiendo que el nombre es la cosa que el nombre nombra

III

En lengua guaraní, ñe'~e significa "palabra" y también significa "alma".
Creen los indios guaraníes que quienes mienten la palabra, o la dilapidan, son traidores del alma.

IV

Magda Lemonnier recorta palabras de los diarios, palabras de todos los tamaños, y las guarda en cajasEn caja roja guarda las palabras furiosasEn caja verde, las palabras amantesEn caja azul, las neutralesEn caja amarilla, las tristesY en caja transparente guarda las palabras que tienen magia
A veces, ella abre las cajas y las pone boca abajo sobre la mesa, para que las palabras se mezclen como quieranEntonces, las palabras le cuentan lo que ocurre y le anuncian lo que ocurrirá

V

Javier Villafañe busca en vano la palabra que se le escapó justo cuando iba a decirla¿Adónde se habrá ido esa palabra que tenía en la punta de la lengua?
¿Habrá algún lugar donde se juntan las palabras que no quisieron quedarse? ¿Un reino de las palabras perdidas? Las palabras que se te fueron, ¿dónde te están esperando? 

VI

La A tiene las piernas abiertas.
La M es un subibaja que va y viene entre el cielo y el infierno
La O, círculo cerrado, te asfixia.
La R está notoriamente embarazada.
-Todas las letras de la palabra AMOR son peligrosas -comprueba Romy Díaz-Perera.
Cuando las palabras salen de la boca, ella las ve dibujadas en el aire

VII

Llevaba más de veinte años preso, cuando la descubrió
La saludó con la mano, desde la ventana de su celda, y ella le respondió desde la ventana de su casa
Después, le habló con trapos de colores y con letras grandesLas letras formaban palabras que ella leía con largavistasElla contestaba con letras más grandes, porque él no tenía largavistas.
Y así les creció el amor.
Ahora Nela y el Negro Viña se sientan espalda contra espalda. Si uno se va, el otro se cae.
Ellos venden vino frente a las ruinas de la cárcel de Punta Carretas, en Montevideo.

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