¿Cómo nacieron aquellas palabras, gestos, costumbres, historias, que nos habitan? ¿Cómo llegó la música a nuestro mundo? La pregunta está en el aire… Una vez formulada, es difícil deshacernos de su hechizo: Nos incomoda hasta hallar alguna respuesta. Entonces, entra en juego la literatura.
En el taller del Centro Literario, nos propusimos imaginar, mentir a sabiendas y con gusto, como nació la música. Sabiendo que por esas paradojas de la vida, imaginando, escribiendo ficción, mintiendo, estaríamos ante algún tipo de verdad…
“En un primer momento no se daban cuenta de que podían formar música. Hacían ruidos extraños con distintas cosas, pero no les resultaban tan agradables como para que pudieran llamarlo “música”. Comenzaron, de repente, a hacer algo que los incitó a bailar. Y así, entre baile y abrazos se insinuaba la música. Lo que entonces era muy precario llegó a perfeccionarse…”
Teresa Albarenque
Un nacimiento para la música…
El hombre estaba solo. Su compañera recogía frutos silvestres para la cena mientras él se sentó al pie de un árbol y escuchó. Escuchó. Por un largo rato esa fue su única actividad: escuchar.
Su refinado oído, casi exquisito debido a las exigencias de la vida de esa época, de los muchos peligros que acechaban a la primitiva pareja. Todos esos condicionamientos hacían que todos los sentidos se volvieran exquisitos.
Pero ese día había mucha tranquilidad en ese entorno y el hombre se dedico a escuchar, aun sin saberlo, buscando placer.
Y pudo percibir y gustar infinitas variedades de sonidos, algunos desconocidos hasta entonces.
Supero que cierto movimiento de las ramas de determinado árbol producía un ruido muy armonioso.
Descubrió que el canto de un pájaro como fondo, como parte de muchos otros sonidos, resultaba algo sumamente placentero.
El hombre estaba descubriendo la música con la que había convivido desde su nacimiento. Por ser hombre imagen de Dios y por lo tanto creador, tomó unos palito que había a su alrededor. Golpeó sobre una piedra. Probó con distintos elementos. Frunció sus labios y emitió un silbido. Y por último, con mucho énfasis y fuerza produjo sonidos mas intensos. Desde adentró, desde su esencia, desde su alma elevó la voz en un canto que resonó hasta los confines. La música había nacido, y desde entonces acompaña al hombre hasta el fin de los tiempos.
Alicia Beber
Otro nacimiento para la música…
Los relámpagos caían. Caía de a pedazos el cielo. La madre, rudimentaria en su cueva, veía llover sin sorpresa. Pero mientras, su pequeño lloraba.
Apenas era consciente de cómo esa nueva vida había surgido. Era algo frágil, intuía. Y, aún sin saber por qué, sentía algo especial por los ojos que allí le miraban.
Tomó dos maderas, redondeadas. Dos cascaras de algún árbol cercano. Corteza sobreviviente al fuego que los calentaba. Agitaba sus manos, nerviosas. Quería que dejara de llover. De pronto, golpeó las cortezas. Y el niño río.
Así fue. El niño durmió mientras las cortezas hacían percusión y él reía como en un coro. Nació así el primer sueño musical. Algún día el niño crecería y sin saber por qué andaría por la vida golpeando maderas. Golpeando maderas hasta que alguien diga que eso es música.
Kevin Jones
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